CREEMOS que las Sagradas Escrituras en sus documento originales están inspiradas verbal y plenariamente por Dios, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento; que ninguna porción de la Biblia es más inspirada que otras porciones; y que la interpretación literal (normal) de la Biblia es necesaria para que produzca un vivir sano y santo en los individuos.
CREEMOS que existe un solo Dios que subsiste en tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, quienes son iguales en sustancia, eternidad y poder; y que cada Uno tiene una función diferente en el Plan de Dios para la redención del hombre.
CREEMOS que Jesucristo es el Unigénito Hijo de Dios y el único mediador entre Dios y los hombres; que se encarnó y nació de María siendo virgen; que murió en nuestro lugar; que resucitó corporal y visiblemente; que ascendió de forma gloriosa; y que volverá en gran poder y gloria para establecer su reino milenial en la tierra.
CREEMOS que el Espíritu Santo es dado a toda persona que por la fe recibe a Jesucristo como Salvador personal; pero aunque el creyente tiene la plenitud del Espíritu desde el mismo momento de la salvación, esta plenitud no se manifiesta a menos que el creyente esté andando en el Espíritu en una vida de santidad que agrade a Dios; y que el Espíritu Santo es el único que puede regenerarnos, llenarnos, capacitarnos para la obra cristiana, apartarnos del pecado y santificarnos para la gloria de Dios.
CREEMOS que el relato de la Creación en Génesis es un relato histórico y literal de los hechos creativos inmediatos y directos de Dios en seis días; que el universo fue constituido por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía y que el hombre –cuerpo, alma y espíritu– fue creado directamente por Dios y no procedió de otras formas de vida preexistentes.
CREEMOS que cada persona ha nacido “muerta en delitos y pecados” y consecuentemente tiene que “nacer de nuevo” para entrar en el Reino de Dios; que este nuevo nacimiento se lleva a cabo mediante el arrepentimiento personal y genuino del individuo y la fe sincera en la Persona y Obra de nuestro Señor Jesucristo; que sólo la gracia del Dios Todopoderoso puede salvar al pecador eternamente; y que la obra
regeneradora del Espíritu Santo es la que lleva a cabo dicho nuevo nacimiento.
CREEMOS que es el deber personal de cada uno de los redimidos de obedecer el solemne mandamiento de Dios de practicar la santidad en actitud, pensamiento, palabra y conducta por la aplicación de la obra de Jesucristo en el poder del Espíritu Santo; y que tal práctica de la santidad personal debe reflejar la separación del creyente del modo de vivir del mundo.
CREEMOS que la iglesia local del Nuevo Testamento es una congregación de creyentes bautizados por inmersión en virtud de su profesión de fe en Cristo y asociados voluntariamente; que ejerce su propio gobierno de acuerdo con los preceptos hallados en la Santa Biblia; y que tiene por misión la adoración de Dios, la observancia de la ordenanzas y la predicación del Evangelio a cada criatura.
CREEMOS que la iglesia local no debe tener nada que ver con el movimiento ecuménico, ni con el movimiento carismático, ni con ningún otro movimiento, iglesia, organización o teología que se desvíe de la sana doctrina de la Santa Biblia.
CREEMOS que la “esperanza bienaventurada” es la venida inminente, personal, premilenial y pretribulacional de Cristo cuando Éste arrebatará a los creyentes de esta dispensación para recibirle en el aire.
CREEMOS que todos los hombres han de resucitar un día a la voz de Jesucristo, unos a la resurrección de vida eterna en el Cielo al lado de Dios, y otros a la resurrección de condenación perpetua en el infierno que Dios ha preparado para el diablo y sus ángeles.
CREEMOS que existe el gobierno civil por disposición divina, para los intereses y el buen orden de la sociedad humana; que existe una separación entre Iglesia y Estadoʼ y que la iglesia debe ser libre dentro de un estado libre.
CREEMOS que el verdadero cristianismo no es una religión más de buenos modales, sino es conocer la realidad de la Persona de Jesucristo; y que un cristiano debe vivir en Santidad y pureza de vida, y el poder del Espíritu Santo para la gloria de Dios.